domingo, 11 de diciembre de 2011

El mundo olvidado...


Caminaba de forma tranquila, observaba como nunca antes lo había hecho, y cada paso que daba me hacía sentir una portuense más.
Sí, hablo de Oporto, esa ciudad que hizo despertar en mí sentimientos puros. Tristeza, añoranza, pero a la vez una profundo felicidad al no sentirme excluida de ella, a pesar de que no me conocía.
Pensé en dejarlo todo y quedarme allí, con la simple idea de seguir observando ese nuevo mundo... 
Luego pensé que al final, con el tiempo, se quedaría en esa misma rutina que me dejaba en la ciudad donde habito.
Sinceramente, prefiero recordarla así. Decadente, acogedora. El sentirte familiar con ella, incluso sin haberla pisado antes...
Me gustaría volver, no lo niego. Lo haré antes o después. Pero esta imagen me sirve para pasearme una y otra vez por las calles de Oporto y sentirla cada vez que cierre los ojos.
No podría cerra mi primera entrada sin mencionar a una de las personas que me acompañó en la visión de esta belleza, E.N.T., la cual supo transmitirme su ilusión por descubrir esta hermosa ciudad.
Gracias.

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